martes, 24 de junio de 2008

RV: [RIMA] Discusión sobre lenguaje y sexismo en España

-----Mensaje original-----
De: rima-lista-bounces@tau.org.ar [mailto:rima-lista-bounces@tau.org.ar] En
nombre de Anabella Di Tullio
Enviado el: sábado, 14 de junio de 2008 12:57
Para: rima-lista@tau.org.ar
Asunto: [RIMA] Discusión sobre lenguaje y sexismo en España

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REPORTAJE El lenguaje es sexista. ¿Hay que forzar el cambio? El idioma es
reflejo de una sociedad machista - Pero el feminismo de la ministra Aído
choca con la gramática - ¿Hay que respetarla o imponer su transformación?

*TEREIXA CONSTENLA* **14/06/2008


La palabra "miembra" es una incorrección. No figura en el diccionario de la
Real Academia Española, que fija la norma. Proferirla es una "estupidez",
una "sandez" y una muestra de "feminismo salvaje", según Javier Marías,
Fernando Savater y Juan Manuel de Prada. Pocas veces un error gramatical
-con o sin intención- desató tales diatribas contra una miembro del Gobierno
como le está ocurriendo a Bibiana Aído, la primera ministra de Igualdad de
la historia de España. "Palabras como guay o *fistro* no tuvieron tanta
dificultad para ser incorporadas al diccionario. Puede haber una cuestión de
machismo de fondo", se quejó la ministra días después en una entrevista en
la que cometió otro error: la palabra *fistro* no figura en el diccionario.

El feminismo y la gramática española no se llevan bien. Viene de antiguo.
"El lenguaje está creado por el hombre, para el hombre y tiene como objeto
el lenguaje del hombre", sostiene la filóloga Pilar Careaga, autora de la
obra *El libro del buen hablar. Una apuesta por un lenguaje no sexista.* Las
mujeres se quejan de que no existen si no son nombradas, o que sólo figuran
de forma peyorativa en un sistema lingüístico creado en sucesivas etapas de
la historia en las que lo femenino no pintaba nada. La igualdad es tan
reciente como que las españolas lograron el derecho a votar en 1931,
mientras que los varones lo obtuvieron por vez primera en 1890. Los
guardianes de la lingüística lo encuentran absurdo. "No tiene sentido pensar
que la gramática está contra los hablantes. No es verdad, pero en las
lenguas romances el masculino es el término no marcado", tercia el académico
Ignacio Bosque.

¿Se puede decir "miembra"? Ya quedó dicho que no, que la RAE considera al
sustantivo "miembro" como un nombre común en género, esto es, un término
ambidiestro, que sirve para unas y otros (las miembros, los miembros). Un
transformista que se feminiza o masculiniza según el contexto. Claro que no
siempre fue así. Hasta 2005, la palabra "miembro" era considerada por la
Academia un epiceno, un nombre asexuado, sin femenino ni masculino, como
"víctima", "bebé" o "criatura". Conclusión: las cosas cambian.

Hasta el académico Salvador Gutiérrez, catedrático de Lingüística General de
la Universidad de León, concedió en plena tormenta que lo que hoy suena
peregrino, mañana puede ser norma si la población comienza a utilizarlo. "La
lengua es el organismo más democrático que existe en el mundo", declaró.

En esa evolución de las lenguas están de acuerdo todos. En que lo hacen
atendiendo a patrones de la calle, también. "No se puede emitir lenguaje con
BOE, el lenguaje se crea todos los días y hay palabras que triunfan y otras
no", sentencia Careaga. Como triunfó "rebeca" para designar a las chaquetas
de punto sin cuello que vestía la protagonista de la película que dirigió
Alfred Hitchcock a partir de la novela de Daphne du Maurier, *Rebeca.* "Las
palabras van cambiando, pero no se puede hacer por decreto ni pedir a la
Academia que las cambie. La Academia refleja la realidad", sostiene Bosque,
que coordina los trabajos para la nueva gramática, que sustituirá a la
vigente desde 1973 (en realidad, un esbozo de la aprobada en 1931). Un
capítulo de la obra se dedicará íntegramente al género.

Hay filólogas, con años de experiencia en el estudio del sexismo en el
lenguaje, que sí defienden el uso de la palabra "miembras". "¿Era incorrecto
decir abogada antes de que la palabra estuviese en el diccionario de la
RAE?", interpela retóricamente Eulalia Lledó. "No", contesta, "la corrección
en la lengua no es un valor absoluto. Y no veo nada en contra de la
corrección de la palabra miembra".

El Instituto de la Mujer, en su proyecto nombra.en.red, una base de datos
para promover la escritura en femenino y en masculino, acepta la
clasificación del diccionario de la RAE. Pero no exclusivamente: "No podemos
ignorar que son cada vez más las hablantes a las que les gusta denominarse
miembras, en contra del criterio de la Academia. Entre las alternativas que
sugerimos, se cuentan también aquellas que consideran la posibilidad de que
la palabra miembro pase a ser de doble género, femenino y masculino".

Cuando esto lo ha asumido la ministra Aído, en un guiño a las organizaciones
de mujeres que luego trató de rectificar y de nuevo reivindicar, la Academia
se soliviantó. Lo de miembras disgusta hasta a las miembros. "Me parece
increíble que una ministra tenga tan poco rigor, lo encuentro ridículo y
negativo. La Academia no inventa, es un notario", sostiene Ana María Matute,
la única escritora que pertenece a la institución. La historiadora Carmen
Iglesias y la científica Margarita Salas son las otras dos mujeres que se
sientan en la Academia, donde el 93% son hombres.

"No cambiaría con más mujeres en la RAE. Hay personas que defienden los
cupos y otras, no. Lo importante es dar igualdad de oportunidades y que los
puestos se hagan en condiciones de igualdad", asevera el académico Ignacio
Bosque.

Distinta es la opinión de Pilar Careaga: "Cambiaría con el 50% de
académicas. Pero ocurre que tres varones proponen a alguien que tiene que
ser aprobado por una corporación varonil. ¿Es que Almudena Grandes y Maruja
Torres son peores que Javier Marías o Arturo Pérez-Reverte?". Para la
filóloga, el crédito de la institución está en entredicho por decisiones
actuales y por exclusiones históricas: "Se califica a sí misma una Academia
que no fue capaz de acoger a María Moliner, la lexicógrafa por excelencia".
Moliner falleció en 1981, tres años después de que fuese admitida la primera
académica: la escritora Carmen Conde.

La última persona en ingresar en la RAE ha sido el escritor Javier Marías.
Días antes, publicó un artículo en este periódico que tituló: "No esperen
por las *mujeras".* Y decía así: "Es absurdo, además de dictatorial, que
diferentes grupos -sean feministas, regionales o étnicos- pretendan, o
incluso exijan, que la RAE incorpore tal o cual palabra de su gusto, suprima
del diccionario aquella otra de su desagrado, o 'consagre' el uso de
cualquier disparate o burrada que les sean gratos a dichos grupos". Concluía
señalando que no pueden borrarse vocablos por mucho que disgusten ahora al
oído, como "judiada", porque ha existido y se halla en textos clásicos.

Ante palabras cargadas de prejuicios, Eulalia Lledó no propone la supresión,
sino la incorporación de una nota pragmática aclaratoria. El diccionario
recoge las palabras que la sociedad crea, pero también consagra los usos
lingüísticos correctos. "La RAE debería haberse puesto a la cabeza y no ir
detrás del proceso de cambio que vivimos. Las palabras tienen que estar al
servicio de las personas y no al revés", considera Antonio García, fundador
de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (Ahige).

El sexismo del lenguaje comenzó a combatirse a nivel internacional a partir
de la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en México en
1975. No es exclusivo de las lenguas latinas. "Hay parámetros sexistas y
androcéntricos universales, pero en cada lengua se manifiestan de distinta
manera", indica Lledó.

Incluso el inglés, citado a menudo como un ejemplo libre de carga sexista,
ha recibido la presión de movimientos sociales en los setenta y los ochenta
para eliminar prejuicios. Deborah Cameron, profesora de Lengua y
Comunicación en la Universidad de Oxford, pone el ejemplo de la palabra *
fireman* (bombero), gestada a partir de la palabra *man* (hombre), que ha
sido reemplazada con el término *firefighter.* Cameron advierte de que los
vocablos sexistas perviven en distinto grado en el lenguaje cotidiano y en
los periódicos. Y concluye: "Las instituciones pueden legislar sobre el
lenguaje, pero las reformas sólo funcionan si la mayoría de los hablantes
las aceptan. La gente nunca consulta a las autoridades antes de abrir la
boca".
Gozar: conocer a una mujer carnalmente

Algunas definiciones de la RAE tienen un claro sesgo sexista.-
*Babosear: *obsequiar
a una mujer en exceso.* - Hombre:* individuo que tiene las cualidades
consideradas varoniles por excelencia, como el valory la firmeza.-
*Huérfano:
*dicho de una persona de menor edad a quien se le han muerto el padre y la
madre o uno de los dos, especialmente el padre.- * Mujer: *que tiene las
cualidades consideradas femeninas por excelencia.* - Niñada: *hecho o dicho
impropio de la edad varonil, y semejante a lo que suelen hacer los niños,
que no tienen advertencia ni reflexión.* - Periquear: *dicho de una mujer:
disfrutar de excesiva libertad.
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