viernes, 4 de abril de 2008

RV: [RIMA] la soberbia espeontanea...

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Enviado el: jueves, 27 de marzo de 2008 16:07
Para: Red Informativa de Mujeres de Argentina
Asunto: [RIMA] la soberbia espeontanea...

La soberbia espontánea
Pagina 12

Por Marta Dillon
Despertarse ayer sin haber visto "en vivo" –modificador no tan nuevo pero
explotado hasta el hartazgo en las pantallas de TV– las imágenes de los
"vecinos autoconvocados" y movilizados "espontáneamente" para "apoyar al
campo" fue algo parecido a despertar la mañana siguiente al Día de los
Trífidos –aquella novela de John Wyndham en la que amanecían ciegos todos
los que habían visto una lluvia de estrellas la noche anterior–. Algo había
cambiado irremediablemente, algo me había perdido por el simple hecho de
acostarme temprano sin ver la tele. Una extraña cohesión había puesto en los
manifestantes trasnochados la misma palabra en la boca y la misma
virulencia: "soberbia", repetían. "Es una soberbia", insistían refiriéndose
a la presidenta Cristina Fernández mientras al son de cacerolas que no saben
de qué se trata la ausencia, la comparsa que acompaña a cualquiera que sea
enfocado por la cámara gesticulaba cortes de manga y pedía a voz en cuello
"andate, Cristina". Es cierto que los cronistas buscaban la respuesta que
conocían de antemano sabiendo que el guión que se iba construyendo entre el
micrófono y los manifestantes, entre el material en vivo y la edición on
line que bien se puede seguir desde los móviles en la calle, estaba dando
resultado. A nadie le importaba lo que había dicho la Presidenta, ni a los
cronistas ni a los encuestados, juntos iban fraguando una razón para estar
en la calle: del lado de esa humilde postal del "campo" –como si al hablar
del campo se estuviera remedando al peón que se levanta a las cinco y ordeña
su vaquita– y en contra de la "soberbia". Sin embargo, ni la repetición ni
el efecto alcanzan para explicar por qué calzó tan bien ese adjetivo.
Porque, vamos, ¿cómo pueden hablar de soberbia quienes creen que porque
salen una noche con su olla de acero inoxidable se constituyen sin más en
"el pueblo"? ¿Cómo pueden hablar de soberbia quienes desprecian la
organización de cualquier tipo y se jactan de su espontaneidad como si fuera
un valor despertarse un día y poner los metales a chillar mientras el resto
del tiempo están bien guardados en sus casas y no ven al prójimo más que
para dar limosna? Si el consenso sobre la valoración –no ya del discurso
sino de la persona misma– de la Presidenta fue tan fuerte y espontáneo, no
puede despreciarse la perspectiva de género. Esa mujer se atrevió a desafiar
con su discurso el sentido común más plano que se exhibió la madrugada del
martes en las movilizaciones "espontáneas". Esa mujer, más allá de la
valoración política de su discurso, que no es motivo de esta columna,
utilizó el poder que le fue conferido y eso, todavía, es desconcertante

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